Tuesday, July 24, 2007

FRIO AFFAIRE

Sus ojos, dos aceitunas lustrosas, examinaban el lugar con una vivacidad de fuego y un interés que hacia de su piel, una membrana fina y transparente que delataba el deseo agazapado y al acecho. Animal tenebroso de lengua carnosa y extremidades sudorosas.
Se movió sigiloso serpenteando sobre el cuerpo. Sus ojillos aceitunados le devoraban la piel, le lamía quedamente con papilas de aire. Recorría, sin apuro, el muslo que colgaba ligero fuera del asiento, con ademán de posarse sobre el suelo para abandonar el auto. El vestido florido se sujetaba a sus hombros y cintura, la abertura que liberaba sus muslos morenos, era una boca abierta, roja, jugosa, una cereza apetitosa.
Ella había salido de casa con un tenue rosa sobre sus labios y una premonición que se dibujaba como sus ojos; negrísimos.
Un estallido en sus oídos, algo así como un paso entre la certeza y el cansancio. Pegó su nariz al vidrio y la descubrió con el cuello inclinado y una intensidad de ocaso en los redondos pechos, un estremecimiento extraño lo despertó del letargo previo y sus ojos, aceitunas lustrosas, la engulleron de un solo bocado. Sus manos torpes la sujetaron con firmeza, ella guardaba la respiración, la envolvió con sus brazos mientras un rosario roto, apasionado e ininteligible, resbalaba de su boca como un arrullo. Se le encendió la cara y no dudo en besarla y mordisquearla furiosamente antes que el frió la envolviera. La arrastró casi suplicante como cargando una cruz. El ardor en su abdomen lo dominaba más que la cordura y le desgarró a dentelladas la abertura del vestido florido. Cópula oscura. Sudaba y jadeaba pesadamente entre emoción e incontenible desdicha y miedo, lloraba mientras la poseía maldiciendo para sus adentros pero dándose mas bríos.
El siempre la esperó. Ella, núnca llegó. El día es aciago, pero el sueño voluptuoso en medio de la nada y de la tibieza idílica del momento, es una navaja filosa que cercena cualquier escrúpulo de razón.
Las luces de la patrulla y un vocerío amenazante hace que abandone su affaire con la muerte. Con los ojos llorosos, aceitunas lustrosas de bronca, veloz repta entre la oscuridad. La gente es un murmullo que cubre el barrio, un cuerpo sin vida es sacado del auto deshecho y el otro es encontrado a unos metros, con el vestido florido rasgado, sangrante y, los muslos morenos fríos y marchitos.

PD.( Había pensado en un cuento necroerótico y caí en cuenta que ya había hecho uno parecido. Así que, con el permiso de Uds. lo comparto nuevamente con alguna que otra pequeñisima corrección.)