Tuesday, August 30, 2005

GUTEN MORGEN MEIN ENGEL


Había disipado mis pesares, esa carga obtenida de la postura pétrea de insensibilidad, pero, que sin embargo, era una cicatriz al nivel de mi risa, sandía partida espectando mordiscos, mordiscos certeros y asfixiantes que me daba ella con su rostro entenebrecido y afiebrado, con su calma aparente y esa mueca en la boca de estoicismo y reproche mas algún aye punzante, navaja oxidada clavada en mis oídos. Traslade mi cuerpo dejando grumos tras mío por el camino, grumos de sangre, amor e intolerancia. Me habían invitado a un partido de fútbol, a jugarlo, no a ser un mero espectador y fui en busca de los zapatos necesarios, de aquellos que se agarran al césped . Ya con los implementos que luego harían de mis músculos una masa adolorida.
Retorné a mi debilidad, entre con caminar franciscano con una luz de comprensión en el rostro y una actitud de samaritano, con el deseo intimo de un respiro largo que me quite las brasas por las que mis pies caminaban con aparente soltura indolora.
Me recibió con los dientes apretados como una prensa metálica, sus ojos claros huyendo hacia el cráneo, la piel deshidratada, arena en su boca, el cuerpo cediendo en un ángulo que no es mas que dolor, lenguaje de agujas eléctricas quemando los huesos.
La desesperación y un sentirse mutilado exasperan mis sentidos, violentando mis palabras y casi a rastras tomo su cuerpo amado y me sumerjo en la compasión, pero mi iris no soporta su rostro iluminado suplicando acallar el latido en su pecho.
Un llanto pesado me brota pero no acaba de salir, la aguja muerde su vena, las instrucciones de los médicos se hacen murciélagos, la súplica es muda pero pincha la piel.
Dijeron que el cuadro era grave y agudo, que el peritoneo y la región iliaca derecha presentaba una inflamación severa y el estomago un cuadro en tabla y.....especificaciones, ilustraciones, instrucciones, indagaciones...necesito un touch.
Mientras transportan su cuerpo etéreo su ojos me dicen “No” su brazo hace un arco precioso y cae su mano en la despedida perdiéndose en el quirófano, yo vuelvo a la habitación y percibo su aroma enfermo, pero en el, el perfume de un rictus que nunca se dio por vencido.
El sueño es una nebulosa de cuernos platinados, entre la tv encendida, mis pesadillas, torundas y lavanda por los pasillos, un hombre vestido de verde hasta la raíz del pelo, con un semblante tan plano como las paredes, me insinúa seguirlo. Entro al quirófano iluminado como un escenario, instrumentos médicos; hombres médico, mujeres médico y ella, como un niño indefenso, boca al costado traspasada por tubos plásticos, cables hiriendo sus brazos, algodones pegados a sus párpados, pinzas como animales de patas largas y plateadas perforando su ombligo, un olor que no es ella y un semblante de papel gastado y cansado me traen su cuerpo y cara que no logro ver, lloro por verla tan distante que casi no la reconozco.
La pantalla es un ojo luminoso y suspendido. El medico hombre empieza con las explicaciones, graficando su trabajo y yo solo miro las pulsiones en la pantalla negra que marca su latido. Pus, irritación, sangre fresca, grasa (“flan de materia amarilla” como cantaba lennon) órganos vitales, órganos inflamados. Mi corazón, un vidrio clisado.
Otra vez la nebulosa de cuernos platinados y una espera que es fango bajo los pies y me hundo. Le tome la mano “guten morgen mein engel” y le agradecí por volver, por habitarme, por joderme, por asustarme, por continuarme amando y por seguirla, yo, amando. Me necesito, si, un ratito, un poquito, solo yo, yo y mi cuerpo. Ahora que duerme.

1 Comments:

Blogger rondeldia said...

un haiku..

cuando lo tienes, lo tienes
cuando lo pierdes, cag..
entonces por que tanta
joda cuando lo tienes...

un abrazo, y buena estrella para todos sobretodo para ella...

7:36 AM  

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